Profesionales Comodines
En
un encuentro entre técnicos de la empresa para la que trabajo, los
encargados de las actividades de cada centro residencial debemos hacer
una puesta en común sobre los programas y talleres que se llevan a cabo.
Hay personal trabajador de diferentes puntos del país y uno de los
objetivos que la empresa persigue con este encuentro es que copiemos las
ideas más “punteras” realizadas con los mayores. Aquellos programas o
actividades con mayor éxito, que salen en la prensa, que tienen más “me
gusta” en el Facebook y que por tanto, pueden llegar a más ojos de
futuros clientes.
Los
perfiles profesionales no son los mismos. Hay terapeutas ocupacionales,
psicólogos y animadores socioculturales, entre otros. A la hora de la
presentación de las actividades que se llevan a cabo, observo que se
hace un recorrido temporal, desde el mes de Enero hasta el mes de
Diciembre. Visita de los Reyes Magos, Carnaval, Semana Santa, Ferias,
Actividades de Verano, Navidad…así como mención a talleres de memoria,
de estimulación cognitiva, manualidades, salidas, encuentros etc.
Yo
me planteo…si tanto el psicólogo, como el animador, como el terapeuta
ocupacional, realizamos las mismas actividades en residencia, ¿en qué se
diferencian nuestros perfiles? ¿en qué se diferencian nuestras
intervenciones? ¿realmente se aprovechan lo suficiente nuestras
especialidades o se busca al profesional “comodín”?
Y
ahora pregunto a los terapeutas ocupacionales ¿Qué sucede con las
intervenciones individuales más allá de las realizadas en actividades
básicas de la vida diaria como ducha, aseo, vestido y alimentación?
Estamos formados para buscar ocupaciones que den sentido a la vida de la
persona. Que tengan un significado potencial. ¿Se puede hacer esto con
20 residentes a la vez? Algunos de mis compañeros terapeutas dicen que
su empresa no les permite intervenir solo con una persona y “dejar” a
todos los demás sin hacer nada. Sin embargo, nunca se nos ocurriría
decir que si un médico, o un fisioterapeuta, o un trabajador social
interviene con una sola persona, “deja sola” al resto. Si esto es así,
hay que actuar para cambiarlo y la mejor manera es demostrar los
resultados de estas intervenciones. El buen profesional lucha por
ofrecer calidad en su trabajo, y si éste se ve siempre limitado a
actividades grupales y cuanto más numerosas mejor, la calidad, se ve
mermada.
Las
actividades grupales son realmente necesarias en una residencia de
personas mayores, pero no podemos dejar de lado la particularidad de
cada persona. Cada una, con una historia de vida diferente (única) y,
por tanto, con metas específicas por plantear. Evolucionemos en este
sentido y hagamos ver a la empresa, así como al resto de profesionales
con los que compartimos nuestro día, cómo los resultados obtenidos a
título individual son más fáciles de mantener, sin dejar de lado las
intervenciones grupales.
AOS, Marzo 2016
Más infor en Asociación Ocupación con Sentido
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